Día #6 – Organizaciones No Gubernamentales

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Tuve hambre y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber.

En tiempos de COVID-19, las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) vienen redoblando esfuerzos para preservar la salud de sus equipos de trabajo y seguir cumpliendo su misión.

La actual crisis por COVID-19 una vez más nos recuerda que vivimos en un mundo globalizado e interconectado y que ningún país puede abordar la crisis de forma aislada. También es una prueba más de nuestros valores y principios sociales.

Desde mediados del siglo pasado, el sector de las ONG “ha ido creciendo y consolidándose, sobre todo en los países occidentales[i]. A través del tiempo, muchas de ellas han logrado convertirse en organizaciones transnacionales y han ocupado lugares de relevancia en el mundo, participando por ejemplo en la “Cumbre de la Tierra” o el “Foro Mundial Social”, que se celebra cada año en Davos, Suiza.

Si bien el término de ONG (Organizaciones no Gubernamentales) puede resultar confuso en algunos casos, se refiere a las asociaciones civiles sin fines de lucro que, con independencia de los Estados, procuran la transformación de las sociedades hacia un sistema de mayor justicia social[ii].

Las ONG han sido las primeras en reestructurarse e impulsar iniciativas que respaldan los sistemas médicos en medio de la crisis por COVID-19 en el mundo, creando fondos nacionales de emergencia o canalizando donaciones. Además, han dispuesto a sus equipos técnicos para prestar asistencia en especial a las poblaciones más vulnerables.

Para Harold Segura[iii], Director de Fe y Desarrollo de Visión Mundial para Latinoamérica “El impacto de la pandemia es devastador para muchas personas. No sin razón se ha afirmado que estamos ante la mayor crisis ocurrida tras la Segunda Guerra Mundial”.

Por otra parte, Tedros Adhanom Ghebreyesus, director de la OMS (Organización Mundial de la Salud), declaró recientemente que “La pandemia está lejos de terminar” y en algunos lugares, las ONG son el único punto de referencia sobre la pandemia para las personas y las familias.

En este contexto, los datos aportados por The Nonprofit Alliance[iv], dan cuenta que un 60% de las ONG han aumentado el nivel de actividad para poder atender a sus colectivos. Sin embargo, el  apoyo de voluntarios ha disminuido drásticamente  por el confinamiento en los hogares y un 5% de las ONG ha tenido que parar completamente su actividad, especialmente aquellas que trabajan en entornos escolares.

Para Harold Segura, los mayores desafíos que enfrentan las ONG en este tiempo son:

  1. Brindar servicios a las comunidades más necesitadas en medio de las limitaciones de desplazamiento físico que imponen las medidas de confinamiento. Muchas de las actividades se desarrollan en zonas rurales, por eso el traslado implica una dificultad adicional que deja a las comunidades aisladas de la ayuda.
  2. Disminuir los riesgos de salud del personal que trabaja en los proyectos y programas comunitarios. Al igual que el personal médico, muchas de las acciones que se llevan a cabo son de carácter urgente y no pueden detenerse en el tiempo, aún más cuando los diferentes indicadores reflejan que las poblaciones que ya se encontraban en situaciones de pobreza estructural, han sido las más afectadas.
  3. Asumir la reducción de presupuestos que afectan directamente las operaciones en las zonas de mayor impacto. Sobre esto último, el experto prevé que la crisis económica limitará la disponibilidad de fondos y la cantidad de donantes, lo que hará más difícil que las ONG puedan contar con los recursos necesarios para afrontar la crisis.

Frente a esto Segura entiende que tendrá que replantearse el modelo de recaudación de fondos y crear alianzas con otras ONG en lugar de centrarse en competir por la financiación.

Ante esta situación, un elemento clave que las ONG deberán tener en cuenta es el principio de “Comunica, comunica, comunica”. Será de suma relevancia contar lo que están haciendo cada día, cuáles son las nuevas necesidades identificadas y cuál es el plan de acción que proponen para atenderlas.

Así mismo, los donantes deberán adoptar una actitud flexible, considerando que los programas de ayuda social que se venían ejecutando van a ser afectados en sus plazos y también el tipo de actividades que se podrán desarrollar. Será importante recordar que en esta crisis todos estamos involucrados.

Por último, para Harold Segura este es un tiempo de oportunidad para ser instrumentos para una sociedad más justa y para la dignidad de todos los seres humanos, al tiempo de repetir una vez más esta petición a Dios: “Danos la comida que necesitamos hoy. Perdona el mal que hacemos, así como nosotros perdonamos a los que nos hacen mal”.[v]

 

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